Una aventura a motor. Pero también a pie, a través de la maraña de bosques, donde hay que sobornar a los soldados dominicanos, los principales beneficiarios del tráfico en la frontera oficialmente cerrada desde septiembre de 2023
350 dólares estadounidenses.
Según el contrabandista, ese es el costo mínimo para un viaje a la República Dominicana.
Una aventura a motor. Pero también a pie, a través de la maraña de bosques, donde hay que sobornar a los soldados dominicanos, los principales beneficiarios del tráfico en la frontera oficialmente cerrada desde septiembre de 2023.
Para el profesor de historia y geografía en Bas Delmas — bastión de Jimmy « Barbecue » Chérizier —, se trata de un salvavidas en un mar agitado por los enfrentamientos de las pandillas con la policía, los secuestros y el incendio de negocios en este mes de marzo.
Una inmersión « hacia lo desconocido » que, con un poco de suerte, lo llevará a la tierra del Tío Sam, describe el hombre, también estudiante de comunicación en la Universidad Estatal de Haití (UEH).
Se trata de un salvavidas en un mar agitado por los enfrentamientos de las pandillas con la policía, los secuestros y el incendio de negocios en este mes de marzo.
La salida está fijada al amanecer del 20 de marzo de 2024.
Ese día, el profesor abandona apresuradamente el bastión de Barbecue, un ex policía ahora temido jefe de pandillas, encuentra un camino en Croix-des-Bouquets —bastión de otra pandilla— para dirigirse a Belladère en autobús.
Para esta parte del camino, el ambiente « te da escalofríos en la espalda », dice.
En el autobús hacia Belladère, los pasajeros parecen zombis rumbo al purgatorio. Un pesado silencio —interrumpido únicamente por el zumbido del motor del vehículo— se abate sobre los pasajeros, devorados por el miedo.
« Todos los teléfonos están apagados », dice el hombre.
Los contrabandistas conocen el terreno. Cada vez, el conductor paga 10,000 gourdes al pasar por media docena de puestos de control, cada uno con unos veinte miembros de pandillas, fuertemente armados.
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Hacia la una de la tarde, el profesor y sus compañeros de viaje llegan a Belladère, en la frontera.
En esta ciudad, tres motociclistas haitianos los esperan para continuar su ruta. Planean sortear un punto de control en Elías Piña y encontrar un camino discreto a través de una montaña.
Los mototaxistas desconocidos identifican al oriundo de Delmas y sus acompañantes gracias a fotos obtenidas previamente a través de la mensajería WhatsApp.
Para poder cruzar la frontera clandestinamente, « los conductores sobornaron un puesto de guardia dominicano con aproximadamente 1,000 pesos », relata el profesor.
Los pagos ilegales no han hecho más que comenzar.
Más adelante, en la zona de Carisal, tres peligrosos puestos de control esperan a los viajeros.
Allí, individuos enmascarados, armados con machetes y con un tono amenazante, exigen dinero antes de permitir el acceso, afirmando que ellos mismos cavaron el camino a través de la montaña.
Los conductores acceden y entregan algunos cientos de gourdes.
Para poder cruzar la frontera clandestinamente, « los conductores sobornaron un puesto de guardia dominicano con aproximadamente 1,000 pesos », relata el profesor.
El resto del camino se desarrollará sin incidentes hasta llegar a Elías Piña, hacia las 17 horas.
Al llegar tarde a la ciudad, el pequeño grupo pierde su autobús hacia Santo Domingo.
Mientras el sol se pone lentamente, el profesor y sus tres compañeros deciden alquilar una pequeña habitación de hotel por la noche, al precio de 40 dólares estadounidenses.
El establecimiento cuenta con una docena de habitaciones estrechas. Tan estrechas que algunas habitaciones sólo pueden disponer de una cama con ropa de cama insalubre.
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Al día siguiente, continuaron su viaje en moto para cruzar la ciudad de Elías Piña, evitando varios puntos de verificación de pago.
Los motociclistas que los transportan, visiblemente muy jóvenes, son contratados con antelación por el contrabandista que organiza el viaje.
En algunos lugares, estos mototaxistas piden a los pasajeros que tomen caminos a través del bosque para sortear a los agentes del orden.
« A veces, nos hacen escondernos en bosques densos y vigilan la llegada de policías o agentes de migración en las carreteras », explica el profesor.
En algunos lugares, estos mototaxistas piden a los pasajeros que tomen caminos a través del bosque para sortear a los agentes del orden.
El viajero afirma haber sido agredido por un motociclista debido a los movimientos molestos de sus pies y al temor del conductor de perder el equilibrio en su moto, ya que conducía a gran velocidad. Además, uno de sus compañeros recibió una bofetada porque no había colocado correctamente sus pies en los estribos de la moto.
Es un trato relativamente suave en comparación con lo que generalmente sucede, según los testimonios.
Los migrantes son asesinados o brutalmente agredidos.
Los conductores dominicanos suelen golpear a los pasajeros mientras los insultan con comentarios racistas: « ¡Maldito haitiano diablo, coño! », testifica el profesor, quien dice haber recibido « muchas patadas y codazos ».
Luego, llegan a la ciudad de San Juan.
En el lugar, un convoy compuesto por dos autos recientes, uno de ellos un Kia blanco y otro un Jeep, espera a otros migrantes haitianos que se dirigen a la capital.
Durante el trayecto hacia Santo Domingo, un coche transporta a siete personas y el otro a una veintena. Algunos pasajeros están amontonados unos sobre otros, mientras que otros están colocados dentro de los maleteros de los autos.
Los conductores dominicanos suelen golpear a los pasajeros mientras los insultan con comentarios racistas: « ¡Maldito haitiano diablo, coño! »
En esta ruta, el contrabandista debe pagar alrededor de 1,000 pesos por persona para evitar los controles en la carretera. Sin embargo, engaña para no pagar las tarifas completas para todas las personas a bordo de los dos vehículos, mintiendo sobre su número.
El convoy logra atravesar seis puntos de control, a excepción de uno último, en un lugar comúnmente llamado « Ti Pilon », conocido por ser inflexible ya que los guardias no parecen dejarse sobornar, relata el profesor.
En el lugar, vuelven a tomar las motos para evitar el puesto de control, y luego se reencuentran con los coches que los esperan para llevarlos a Santo Domingo.
« Es como si todos mis planes de vida se derrumbaran », dice el profesor, quien quería estudiar comunicación y crear contenido digital. Pero a pesar de todo, suspira: « Al menos, estamos seguros de seguir con vida. »
Cientos de otros haitianos, tal vez miles, también eligen tomar esta difícil ruta.
Los contrabandistas conocen el terreno. Cada vez, el conductor paga 10,000 gourdes al pasar por media docena de puestos de control, cada uno con unos veinte miembros de pandillas, fuertemente armados.
La situación en Haití sigue siendo explosiva.
Desde febrero de 2024, una coalición de pandillas llamada « Viv ansanm », dirigida por Barbecue, ataca regularmente instituciones públicas y privadas, obligando a la población a huir.
En marzo pasado, unas 95,000 personas abandonaron la capital para refugiarse en el sur del país, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
La República Dominicana continúa con sus deportaciones masivas a pesar de la parálisis generalizada.
En marzo de 2024, según datos de la OIM, 12,598 personas fueron deportadas a la fuerza a Haití en los puntos fronterizos de Ouanaminthe y Belladère.
A pesar de la agitación en Haití, la República Dominicana sigue con una política considerada hostil, xenófoba y racista hacia su vecino, según defensores de los derechos humanos.
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El país ha cerrado sus consulados y repatriado a su personal. El 5 de marzo de 2024, el Consejo de Aviación Civil dominicano suspendió las operaciones aéreas de pasajeros y carga desde y hacia Haití.
Dentro del país, el perfil racial se intensifica con arrestos arbitrarios y expulsiones, así como casos reportados de violaciones.
Contactada por AyiboPost, una contrabandista haitiana pidió 42,500 gourdes para facilitar un viaje a la República Dominicana.
Ella indicó que debía regresar a Haití el miércoles 27 de marzo pasado.
El pasajero también debería —según ella— disponer de 2,500 gourdes para asegurar su traslado de Puerto Príncipe hasta la frontera, con costos adicionales.
Los viajeros deben minimizar su equipaje para evitar sospechas, según la contrabandista.
Edwin Paraison, coordinador de la Fundación Zile, confirma la existencia de este tráfico y subraya que se trata de una cadena de complicidad desde Haití hasta la República Dominicana. También destaca que las autoridades de ambos lados se benefician de esta situación.
Traducción española por Jérôme Wendy Norestyl.
Revisión : Jean Rémy Dorcéus.
Imagen de portada editada por AyiboPost para ilustrar el viaje clandestino de un hombre proveniente de un barrio de Puerto Príncipe controlado por el jefe de pandillas Jimmy « Barbecue » Cherizier. Cabe destacar que el hombre de la imagen no es el profesor mencionado en la historia.
Vea este reportaje de AyiboPost sobre la violencia instaurada en la capital haitiana por la coalición de pandillas «Viv Ansanm», dirigida por el ex policía Jimmy «Barbecue» Chérizier :
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